De resultar todo lo expuesto en el artículo cierto, lo pretendido por el actual gobierno como imposición de "Economía Sostenible" quedaría, una vez más, como gran estafa (recordar la "Economía de la Champion League" electoral). A la destrucción sistemática de la clase media, la mediocrización de la sociedad y el enriquecimiento cada vez mayor de unos pocos grupos económicos y sus dirigentes socialistas - progresistas asociados, se sumaría la perversión a ultranza de las autonomías insostenibles; un mal heredado del siglo XIX, los nacionalismos, arraigados en el siglo pasado y que sostener en plena centuria XXI resulta de Gilipollas.
EDICIÓN IMPRESA / UN ESTADO IMPOSIBLE
La España autonómica ha desembocado en un quimérico puzle que constituye un lujo administrativo que no nos podemos permitir
«La última vez que yo estuve en Galicia —escribía Julio Camba en 1918—, Galicia era una de las más hermosas regiones españolas. Ahora ha ascendido a la categoría de nación». Y añadía el maestro gallego que se redimió de la acracia en ABC: «Una nación se hace lo mismo que cualquier otra cosa. Es cuestión de quince años y un millón de pesetas. Con un millón de pesetas yo me comprometo a hacer rápidamente una nación en el mismísimo Getafe, a dos pasos de Madrid».
El experimento previsto por Camba se inició sesenta años después de su planteamiento, hace poco más de treinta años, y ha costado cifras superiores a los seis mil euros —el millón de pesetas— presupuestados por el genio de la provincia de Pontevedra; pero, en líneas generales, ha certificado la capacidad visionaria del maestro. Han surgido, con mayor o menor descaro, diecisiete naciones y todas ellas definen ya su modelo antropológico dominante, sus rasgos culturales definitivos, lo específico de su Geografía, lo diferencial de su Historia y, en suma, sus rasgos identitarios sobresalientes.
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